domingo, 25 de enero de 2009

Bienvenidos al norte

Los godos y la sombra

Esta entretenida, emocionante y ágil comedia se ha convertido en la película más vista de Francia. Teniendo en cuenta lo "chauvinistas" que son nuestros vecinos, no nos resulta extraño que les guste tanto este filme que habla de ellos mismos.

Un funcionario de correos del sur de Francia, cuya mujer, deprimida, anhelaba vivir en la cálida y luminosa costa azul, tiene que sostener la mentira de lo mal que se vive en el pueblo del norte al que ha sido trasladado después de ser sorprendido en un intento de fraude para conseguir el destino soñado. Aparte de tener un acento un poco raro, la gente es afable, acogedora y simpática, no llueve demasiado y se vive bastante bien, pero no resulta conveniente decir la verdad, ahora que su esposa se muestra comprensiva con su “desgracia” y el matrimonio comienza a funcionar.

Dany Boon, el director, guionista y coprotagonista (el cartero de Bergues) de esta simpática comedia, con trama simple y bien urdida, correctamente interpretada, pero de la que nos tememos que en el doblaje pierda parte de la gracia de los giros dialectales en los que se basan bastantes situaciones divertidas, es un hombre de teatro que ha sabido contar con humor en su segunda película la mala fama que tiene la región de Nord-Pas de Calais entre los franceses; de hecho es el destino menos querido por los funcionarios, como le pasa a Teruel, Soria y otras ciudades españolas que casi no existen, aunque luego la cosa no sea para tanto.

Bienvenidos al norte es una película para todos los públicos, ante la que reirán de igual manera los menos exigentes y los cinéfilos incorregibles. Lástima que aquí ya no seamos capaces de hacer comedias inteligentes en las que podamos burlarnos de nosotros mismos sin tener que conformarnos con el humor chusco de Torrente y sus secuaces y sus secuelas.

martes, 20 de enero de 2009

La clase

Instrucción y destrucción.

Daniel Cantet es un director al que podríamos considerar de cine social, un concepto ambiguo y desprestigiado pero necesario más que nunca. Lo descubrimos en Recursos Humanos, una historia perversa sobre la conflictividad laboral, le siguieron El empleo del tiempo y Hacia el sur, en las que se acercaba de manera original al paro y al turismo sexual, respectivamente, y ahora vuelve a sorprendernos gratamente con La Clase en un retrato del sistema educativo francés.

Cantet mezcla con tino la narración y el análisis en esta película imprescindible que nos cuenta con el respeto del monje, la prudencia del sabio y la verdad del torero bueno cómo es la sociedad francesa de hoy a través de las miradas cruzadas de un profesor de literatura y sus alumnos en un instituto de los suburbios de París.

Interpretada de manera brillante por los propios protagonistas, los alumnos y los profesores, y por el propio autor de la novela en la que está basada, el escritor y profesor de secundaria François Begaudeau, La clase discurre por la delgada línea que separa la realidad de la ficción, tanto en la forma como en el fondo, por lo que resulta muy fácil confundirla con un documental a pesar del trabajo de planificación que se intuye detrás.

El director ha sorteado con maestría varias dificultades que planteaba la película consiguiendo que alumnos de 15 años en sus ratos libres actuasen con espontaneidad delante de tres cámaras, rodando sobre la base de un guión vivo en el que apenas se esbozan las tramas y montando los planos precisos de esta historia coral sobre la juventud parisina suburbial, germen de la Francia de mañana.

La clase está más cerca en intenciones y metas a la punzante Hoy empieza todo, de Bertrand Tavernier, que a la bellísima Ser y tener, de Nicolas Philibert. Un jurado presidido por Sean Penn le otorgó el pasado año la Palma de Oro en Cannes.

FICHA TÉCNICA. Director: Laurent Cantet. Guión: Laurent Cantet, François Bégaudeau y Robin Campillo; Basada en la novela Entre les murs, de François Bégaudeau. Producción: Carole Scotta, Caroline Benjo, Barbara Letellier y Simon Arnal. Fotografía: Pierre Milon, Catherine Pujol y Georgi Lazarevski. Sonido: Olivier Mauvezin, Agnès Ravez y Jean-Pierre Laforce. Montaje: Robin Campillo y Stéphanie Léger.

jueves, 15 de enero de 2009

Resistencia

Calibrado plomo judío

No se sabe si por alguna maléfica intención de los productores –finiquitado Iraq, hay que prepararse para desvelar el siguiente enemigo- o por una especie de conciencia colectiva de los guionistas –son tiempos sombríos que no invitan a mirar hacia delante- a veces concurren en la cartelera varias producciones de tema similar. En el final del pasado año y el comienzo de éste abundan filmes relativos a la II Guerra Mundial y el holocausto judío: El niño del pijama de rayas, Walkiria, El lector… y Resistencia, la que nos ocupa.

Resistencia está basada en la historia verdadera de tres hermanos judíos que durante la ocupación de la URSS por los alemanes durante la II Guerra Mundial se refugiaron en los tupidos bosques de Bielorrusia, donde formaron un grupo organizado de 1.200 judíos que aguantó hasta el final de la guerra.

En el bosque de Nalivoki estos hermanos crearon un campamento fantasma bajo la tierra desde el que hacían incursiones a los pueblos de alrededor para surtirse de víveres, matar nazis y hasta liberar a decenas de judíos del gueto de Novogrudok. Vamos, que ese bosque era como el de Sherwood de Robin Hood en el siglo XIV o los de las sierras españolas de los maquis en nuestra posguerra civil.

La película, basada en un libro de una profesora de la Universidad de Conecticut especializada en el holocausto judío, da a entender que lo especial de este grupo de resistencia, pues hubo muchos durante ese conflicto, es que estaba formado exclusivamente por judíos y que esa era su característica esencial y definitoria, que le llevó a mantener por encima de cualquier dificultad las costumbres y leyes judías.

Es aquí precisamente donde radica el problema fundamental de Resistencia, pues al centrarse demasiado en lo colectivo se deja de lado la parte individual, los conflictos personales, que son los que hacen interesante cualquier película. Aparte de cierta rivalidad entre los hermanos y alguna discrepancia por la concepción de la lucha, los guionistas han preferido destacar la metáfora del éxodo del pueblo judío en constantes alusiones alegóricas sobre la tierra prometida, la tora y la venganza por encima de cualquier otra circunstancia, pasando de puntillas sobre la condición humana de estos judíos y rechazando por consiguiente la riqueza dramática de sus relaciones.

Las virtudes de la película hay que buscarlas en una puesta en escena y una realización correctas, no en vano el director, coguionista y productor es Edward Zwick, un tipo que maneja dinero en Hollywood (Leyendas de Pasión, El último Samurai, Diamante de sangre…), y en la interpretación de los actores protagonistas, encabezados por Daniel Craig -recordado por La madre y Camino a la perdición, aparte de por varias superproducciones, como las últimas de 007-, a quien acompañan Liev Schreiber (Huracán Carter y El amor en los tiempos del cólera) y Jamie Bell (Billy Elliot).

En otro orden de cosas, o en el mismo, cuando se escribe esta crítica son ya más de mil, entre ellos casi 300 niños, los muertos de la denominada por las autoridades israelíes “Operación plomo sólido”, que llevan a cabo contra los palestinos -dicen que sólo miembros del partido radical pero democráticamente elegido Hamás- de la franja ocupada de Gaza, un territorio que, salvando las distancias temporales y algunas pocas más, se ha convertido en un gueto similar al citado de Novogrudok, al de Varsovia o a cualquier otro perpetrado por los nazis contra los judíos. Escuchar los lamentos de los nietos de estos judíos en forma de película después de más de medio siglo, aunque sea cinematográficamente aceptable, a veces resulta tan plomizo como el nombre de esta masacre contemporánea.

FICHA TÉCNICA: Dirección. Edward Zwick. Guión: Clayton Frohman y Edward Zwick. Producción: Pieter Jan Brugge, Roland Tec y Edward Zwick. Fotografía: Eduardo Serra. Música: James Newton Howrd. FICHA ARTÍSTICA: Daniel Craig (Tuvia Bielski), Liev Schreiber (Zus Bielski), Jaimie Bell (Asael Bielski), Alexa Davalos (Lilka), Allan Cordumer (Shimon), Mark Feurstein (Isaac) et alii.